Andrès Riveiro’s Weblog


La memoria de los generales.
7 junio 2010, 23:41
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En primer lugar disculparme una vez mas por la ausencia de mis ediciones digitales y espero que os guste, lo cierto es que he tenido mucho trabajo, me he tomado el trabajo de leerme unos impresionantes legajos del siglo XVIII y he de reconocer que esos cientos de folios han absorbido casi completamente mi tiempo. Espero que lo entendáis y veréis que le sacare provecho para la bitácora a continuación va el post espero lo disfrutéis y veáis la pista de futuros post.
Al inicio de la primavera de 1791 un sueño había concluido en el Artabro refugio, en un amanecer en el que los heliocéntricos rayos deslumbraban la placida bahía tiñéndola de los más fabulosos tonos de luz indescriptibles al albor .
Ese día un largo y funesto séquito de carruajes de bestias, encabezado por una elegante berlina londinense portada por cuatro fuertes mulas alimentadas en los sanos pastos del río Monelos. Mulas arriadas por el tenaz viejo Manuel de oficio cochero, sentado sobre la almohadillada de la encuerada silla inglesa, teñida de rojo acompañado por el imberbe Manuel de oficio lacayo, guiaban la voraz comitiva que huía del sueño del paraíso, en el interior de la abrigada berlina para encorsetarse en la arzobispal ciudad compostelana, viajaban la joven viuda,” La condesita Gimonde” y el tierno infante Jacobo Martín Zermeño . La larga comitiva pisoteo con ligereza las numerosas flores que adornaron la villa ilustrada de los generales, aquellos generales ilustrados que habían fortificado el floreciente imperio de los Borbones, aquellas bestias pisotearon ilustrado edén de los Martín Zermeño, las bestias pisotearon, las mas exóticas plantas que nutrieron y regalaron los ojos profanos , neófitos, ignorantes ante el sentimiento inexplicable de practicar el arte de ver las flores. Aquel día de primavera se piso por primera vez el sueño del general realmente. Sabe Dios también, que fue de los animales exóticos que poblaron el paraíso, los indicios me indican que Don Pedro Martín Zermeño no solo pretendía realizar unos jardines florales, sino también un hortus Botanicum , un jardín mitológico e incluso un jardín zoológico, quizás con el sueño de inculcar una enciclopédica sabiduría a su amado hijo único Jacobo. .
El viejo general don Juan y su hijo Don Pedro habían sido ingeniosos hombres que tras la victoria de Don Blas de Lezo en Cartagena de Indias, habían podido surcar los mares y consolidar la gloria de la monarquía ilustrada mediante inexpugnables muros pétreos, que guardarían en su interior los mas fabulosos tesoros materiales que se puedan acaso fabular o relatar mente humana, fueron hombres valerosos que embarcaron con su razón y herramientas, en los mas avanzados navíos impulsados por los voraces labios de Eolo, en el siglo de las Luces, avanzados navíos de primera linea construidos en los Reales astilleros de Esteiro.
Aquel día, el sueño de un hombre que amo estas bendecidas tierras de Oza se trunco. En sus tierras se perdió su memoria y trascurridos dos siglos y dos décadas el lodo que ha empañado su memoria se ha empezado recientemente a limpiar .Aunque espero sinceramente que su ultima voluntad de ser enterrado en estas tierras sea cumplida, recientemente visite su tumba y mi corazón se estremeció al saber que mis admirado general yacía bajo esa fría e impersonal lapida en contra de su voluntad escrita. La voluntad de Don Pedro Martín Zermeño y García de Paredes, Gobernador y Capitán General de Galicia y General Jefe de los ingenieros del Rey, un hombre sabio, honrado ,generoso y amante de la Agricultura así como constructor de la mayor fortaleza del siglo XVIII. Que en estas tierras fundo su casa.
Este sábado pasado se inauguro sobre los restos de la antaño casa de san Juan de las brañas del rio Monelos y la huerta del general , una primera parte del futuro parque de Oza, con una extensa área de juegos, en la que pude balancearme sobre el impresionante esqueleto de un Titan encadenado, que regalo la luz a los hombres para ira de los Dioses, el Titan Prometeo, un Titan amigo de los hombres.
Tras el balanceo correspondiente, mi amigo el delicado reputado gastronomo y taxonomo Don Santiago Rivadulla me invito a un refrigerio y con su voz atiplada, me explico que el refresco estaba tan sublime debido a la rodaja de un cítrico autóctono de Oza , me explico que solo nace en estos pagos debido a nuestro espectacular microclima , siendo fácilmente reconocible por ser mas redondo y aromático que el resto de los limones, siendo pues la invitada al post de hoy el mas que delicado y sublime Citrus x limon variedad “Zermanensis” . Placeme dedicarle este a mis vecinas de corrala Nati y Cris que estan de cumpleaños y con las cuales menee el esqueleto este sabado de noche en la impactante sala Puticlú acompañado de la fauna mas cool de la bella Artabria.



De la consecuencia de los actos.

En estas frías calendas matinales donde el cantar de los Bardos me llena los oídos de sabias historias imperecederas, comienzo a abrir las lineas que marcaran la derrota itinerante de la bitácora, mis pues apuran mas ligeros, que los pies del legendario pélida Aquiles. Apuro mis pasos inspirado por las gélidas heladas, que no por las ausentes musas del Parnaso.
Ligeros apurarían los pasos también los corceles salidos de las caballerizas episcopales compostelanas para acudir a una reunión en la villa de Melidth, en los desapacibles días invernales del año de gracia de 1520. Encabezando el mitreo cortejo iría Don Alonso III de Fonseca y Ulloa arzobispo compostelano, hijo de Don Alonso II de Fonseca también arzobispo compostelano y de la rancia aristócrata Doña María de Ulloa, Señora de Cambados. Don Alonso III, era hombre de férrea mano enguantada en seda, así como un prototipo de Señor renacentista, defendió por encima de todo los intereses del muy antiguo reino de Galicia, sus actos y beneficios para el muy antiguo y noble reino incluso trascenderían incluso muchos años, lustros, décadas e incluso siglos después de su fallecimiento. A la encrucijada del camino sepulcral que lleva al campo de las estrellas y conduce al temido fin del mundo. Por otra parte llegaría la mas antigua nobleza del país enarbolada por Fernán de Andrade, Conde de Villalba y señor de Puentedeume; claro ejemplo del señor feudal, llegaría con su séquito de lanzas, saeteros y caballeros. La Asamblea celebrada en los gruesos y pétreos intramuros franciscanos conventuales del “Sancti spíritus”, daría frutos para el muy antiguo reino, apoyando al nieto de sus católicas majestades, Carlos el de Gantes, el Borgoñón . Carlos V emperador del sacro imperio germano, que en las tierras hispanas ceñiría la católica corona bajo el nombre de Carlos I. A cambio de tal apoyo, Galicia obtendría beneficios claros y la ciudad, en la que resido obtendría algunas prebendas entre ellas la creación de la casa de contratación de la especieria de las Indias, con lo cual el fastuoso comercio e importación de las valiosas especias seria monopolizada en esta artabra bahía. Con la consecuencia de estos actos, la ciudad seria mas fortificada para la defensa del oropel de aromáticos tesoros que se desembarcarían en este bendecido istmo iniciando un renovado rumbo en la ya milenaria tradición marítima que por derecho propio nos pertenece. En esta bahía, que solo con mirarla enamora, se armaron, botaron, arbolaron, empañolaron y aparejaron cientos de naves con destino a los mas exóticos destinos como las fabulosas Islas Molucas situadas en las Indias Orientales. En esta resguardada ensenada centro de las islas Cassiterides llegaron durante los siglos venideros soberbias mercancías como los aromáticos sándalos, inciensos, mirras, pimientas, cardamomos, tabacos, canelas, clavos, nuez moscada, ajíes, chilés. Tintes como el palo de Campeche, los índigos, cúrcuma, lenguas de vaca, y un inabarcable sin fin de mercadurias. Para las cuales en el siglo XVIII asegurado el dominio de los mares por el intrépido Don Blas de Lezo, se construyo una dársena de las Indias en el delta del Rio Monelos rematado por su cuatro molinos y el puente de la Gaiteira situado en la románica parroquia de Santa María de Oza. Tristemente enterrada en el siglo XIX, sobre la dársena de las indias y contigua a la hoy tristemente cerrada fabrica de tabacos se han plantado Magnolia stellata cuya exótica presencia, reivindique inconscientemente nuestra rica historia pasada. Placeme dedicar el post a Toñita cigarrera jubilada, sindicalista, socialista, republicana y amiga de mi madre, con la cual compartimos muchos sentimientos e ideas. Desde aquí un abrazo. Este post sera publicado también por Bardos Cultural, entidad de la que no soy miembro, aunque si colaborador. quizás lo tuneare un poco para que los bardos me sigan cantando imperecederas historias. Un abrazo fraternal a todos los que me leéis y que esperáis con paciencia estas lineas y desearos: Salud, Fuerza y Unión.



Barcos poco marineros.

Si en el anterior post entregado atrasadamente comente la ultima cosecha, en esta nota añadida al cuaderno invitare a la primera cosecha venidera. Han sido días estos primeros en los que ya he tenido el honor de besar el mar con mis labios, estaba cálido y salado, mientras que la nieve desafiaba a la salobre arena. Mi protagonista de hoy, es un fruto de la tierra al cual los hombres de la mar deben mucho y están agradecidos. Es un fruto que hace apenas unos dos siglos que se gano su bautismo de alta mar. Fue un bautismo propiciado por un miembro de las tierras altas de una nación celta, que aun hoy conserva orgullosa sus tradiciones y pelea con un bravo mar común a la vez unitivo a las naciones donde la cultura de los keltoi continua arraigada. Adquiere todo su estrellato nuestra protagonista en un siglo, que bien definido fue como el siglo de las luces. Fue un siglo en el que se realizaron espectaculares viajes, como la expedición comandada por el mas ilustre de los prisioneros de los calabozos del único castillo, que hoy queda en pie en esta ciudad de cristal, ese ilustre prisionero del castillo de San Antón das Animas fue Don Alexandro Malaspina. Fue un siglo el XVIII en el que la navegación a vela alcanzo su pleno esplendor, fue un siglo en el que la Armada de la corona española domino los mares, gracias indudablemente al mas valeroso marino de guerra español de todos los tiempos Don Blas de Lezo. Un hombre a quien sus enemigos denominaban despectivamente el capitán “Patapalo” o “Mediohombre”, debido a las consecuencias de las numerosas heridas de guerra y amputaciones sufridas en el desarrollo de su valerosa carrera militar, Don Blas fue un autentico lobo de mar , tuerto, manco y cojo , participo en las batallas navales mas importantes de la época y comando dos naves con nombres muy vinculados a esta tierra , el “Santiago” y la “Galicia”, siendo esta ultima la nave capitana con la que alcanzo la mayor victoria militar en los mares de la Corona de España. Don Blas de Lezo se alza contra todo pronostico como el vencedor de la batalla naval desarrollada en las caribeñas costas de la hoy colombiana ciudad de Cartagena de Indias, en el año de gracia de 1741 donde Don Blas con solo seis naves y 3.000 hombres, derrota a la segunda flota de guerra mas grande de todos los tiempos, compuesta por 24.000 hombres y 2.600 cañones dispuestos en 186 barcos de guerra, siendo solo superada esta flota por la participante en el desembarco de Normandia durante la segunda guerra mundial. Don Blas de Lezo, pone así fin a la denominada guerra de la oreja de Jenkins, una guerra iniciada años atrás por el capitán de origen gallego Julio León de Fandiño, cuando corta años atrás la oreja al pirata ingles Jenkins en aguas de la Florida por aquel entonces colonia de la corona española, tras la gloriosa victoria de Don Blas, queda garantizado durante mas de medio siglo el dominio de los mares, por los navíos de la corona española hasta el desastre de Trafalgar ,donde moriría la flor y la nata de la marinería de guerra al servicio de la corona española. El nombre de Don Blas de Lezo también esta tristemente vinculada a esta Costa da Morte, esta vinculado desde aquel once de Junio de 1932 donde un crucero con su nombre encallo en los bajos do Centolo cuando en marea baja en una mala maniobra, dirigida en marea baja por su capitán Antonio Guitian lo hace encallar , aquel naufragio se desarrollo sin victimas, en las cercanías del faro que indica el fin del mundo conocido y muy próximo a las rocas donde se desarrollo el naufragio mas sangriento de nuestras costas el protagonizado por en el siglo XIX , mas concretamente por el acorazado ingles, un barco al que ya precedía su fama de poco marinero. “The Captain””en la madrugada del 7 de Septiembre de 1870 , cuando una suave galerna de verano sepulto a 471 hombres en esta nuestra mar.
Pero no nos distraigamos y volvamos al siglo XVIII, que sera el que marque a nuestra invitada a la bitácora hoy. En el siglo XVIII indudablemente los grandes protagonistas fueron los denominados navíos de linea y los hombres que los tripularon en unas condiciones claramente infrahumanas. Es la época dorada de la construcción naval en el golfo Artabro, protagonizada indudablemente por los Reales Astilleros de Esteiro , de estas aguas saldría pues la columna vertebral la flota militar española encabezada indudablemente por el navío “Santa Ana” con tres puentes y 112 cañones. En esos tiempos me imagino la majestuosidad del Escorial de los mares fabricado en los astilleros de La Habana , que visito este golfo Artabro para corregir defectos de su construcción, el denominado Escorial de los mares fue el navío de linea “Nuestra Señora de la Santísima Trinidad”, que con sus cuatro puentes y 142 cañones , siempre fue muy poco marinero y presento una tendencia a la escora. El “Santísima Trinidad” fue sin ningún tipo de dudas el mas bello velero que surco estas olas, quiero imaginármelo pasando a todo trapo, frente a la punta Saldoira en un atardecer acompañado de los hermanos del Santa Ana , rumbo a la bahía de Algeciras allá donde nuestro fundador Hércules forjo las columnas.
Pero frente a esa inmensa belleza poética del cuadro romántico, la vida de los hombres que surcaron los mares era terrible y completamente insalubre. La mayoría de las bajas de la marinería de la época no provenía del fuego enemigo o de la ira de Neptuno, Eolo y Zeus. Era una época aquella en que para embarcar en una travesía oceánica era obligado en los barcos de la Corona Española antes de enrolarse la obligada confesión y católica eucaristía a fin de prevenir males mayores. Quizas la mayor de las bajas las provocase el temido escorbuto, erradicado en los postrimeros días del siglo XVIII gracias al medico de origen celta mas concretamente de la zona que habitaron la tribu de los Escotos , el escoces James Lind quien empleo para curarlo a nuestra ansiada invitada a la bitácora. Llegados a este punto mas de uno ya sabrá que hoy toca naranjas Si hoy foto de las naranjas que recogí este pasado fin de semana , en una tierra muy cercana a esa punta Saldoira. Llegados a este punto dedicare el post a mi primo Antonio de profesión marino y que conoce las aguas donde cayo la gloria de la Armada española como la palma de su mano y que estos días se prepara y repara para otra dura campaña en el Indico.
Por cierto sabíais que el patio de los naranjos de Córdoba fue plantado en el siglo XVIII. Casi me olvido que escribía sobre el Citrus siniensis, es que estos días he andado de cumpleaños y me voy haciendo mayor, disculpadme.